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NEOLENGUAJE Y DISTOPÍA


NEOLENGUAJE Y DISTOPÍA: UN ANÁLISIS A PARTIR DE LA NOCIÓN DE REPRESIÓN EN 1984 DE GEORGE ORWELL

Por: Jhon Ravelo



RESUMEN: Se partirá analizando la importancia del elemento lingüístico y gramatical en la actualidad, y como esto puede evitar futuros eventos que lleven al punto represivo o de dominación por parte de regímenes políticos, además de observar la importancia que tiene para las sociedades el desarrollo tecnológico e informativo de la comunicación humana. Desde distintas perspectivas y nociones considerando como punto de partida lo expresado en 1984 por Orwell (2000) en relación al “Newspeak”.
Palabras Clave: Neolengua, Represión, Distopía, Régimen Político, Totalitarismo.

Hemos podido observar como a través de la historia de la humanidad la importancia de hallar un significado y nominación a todos los elementos que conforman nuestro entorno se ha hecho instrumento de dominación para distintas etapas de la evolución humana, y específicamente el ámbito político es muestra de ello. También muestra de esto han sido los regímenes totalitarios y algunas tendencias radicales que han dejado una preponderante huella en la historiografía. El hombre desde sus orígenes ha buscado la manera de establecer comunicación con otros de su especie, y es precisamente el lenguaje el elemento que dará paso en la evolución humana y que permeara la transición a la civilización del hombre.

Se pretende en el presente ensayo explicar cómo a partir de la creación e implantación de un “neolenguaje” pueden desarrollarse herramientas que faciliten la idea de dominación o represión tal y como lo expresa Orwell (2000) desde un ámbito estatal y político con la existencia de un partido masa “Ingsoc” liderado por la figura suprema del “Gran Hermano” hacia el colectivo, estableciendo dos grandes y principales herramientas de dominio ideológico y psicológico, tal y como lo son la “neolengua” y el “doble pensar”; esto va dirigido en función de controlar la razón misma que posee cada individuo, de sus relaciones y dependencias.

El uso del lenguaje en todo ser humano implica el uso de facultades intelectuales y de comprensión; por ello, en la medida en que se limita la cantidad de palabras que los individuos pueden usar se limita de igual forma su capacidad cognitiva y de entendimiento de la realidad que le rodea, de forma que tendrá menos habilidades para el procesamiento de información y la comunicación y siendo así, puede ser más fácilmente engañado y dominado por quienes detentan el poder, sobre todo si se trata de un régimen de tipo totalitario como el presentado en 1984 por Orwell (2000). 

La utilidad política de la “neolengua” radica en que las palabras usadas constituyen muchas veces absurdos sin ningún significado o pueden significar simplificaciones de dos o tres palabras relacionadas entre sí. Ello con el fin de que los individuos no posean las herramientas lingüísticas para el análisis y la compresión de su entorno social; significa utilizar pocas palabras para que se impida la expresión crítica y con ello no se cuestiona el régimen. También denota el dar respuestas rápidas y simples a problemas complejos debido a las deficiencias del mapa cognitivo de análisis. Ello es propio de los totalitarismos y es un elemento que también es tratado por Umberto Eco (1998).
El mismo Orwell (2000) incluye en su novela un apéndice que se dedica exclusivamente a la explicación y principios de la “neolengua”, la cual no es menos que la lengua oficial de Oceanía, creada para solventar los problemas ideológicos del “Insog”; también esta se propone reemplazar a la vieja lengua y de cierta forma extinguirla, de ser esto alcanzado se estandarizaría el predominio y poderío del socialismo ingles de Oceanía. La función de esta “neolengua” estaría íntimamente ligada a la noción de dominación, aunque no solo tendría pretensiones de crear medios de expresión, sino también limitar de cierta forma la posibilidad y existencia de un modo de pensar distinto al que se pregona en el partido. El objetivo de asentar de una vez por todas, la utilización hablada y escrita de la “neolengua”, es imposibilitar algún pensamiento en contra del partido.
También en la representación cinematográfica de la obra de Orwell (2000) 1984, se observan los vínculos de dependencia que existe con el Estado, el partido y el Gran Hermano; que en cierta manera se podría inferir, son uno solo en cuanto a su composición ideal, a las decisiones y pretensiones, así como también a los fines que se proponen; estos siempre van en una misma dirección y parecieran estar sincronizados en sí mismos. Lo que muestra la película en relación a la “neolengua” va en dirigido a lo que ya en parte hemos explicado, adicionalmente se puede discutir como miembros del partido interno manejan una noción más amplia del lenguaje, pero a su vez hacen uso de la “neolengua” para difundir los patrones propuesto por el partido o régimen totalitario.

Se debe considerar el contexto en que se desarrolla 1984; y es un Estado totalitario, en el sentido de Ortega (2005) una distopía política, donde los altos niveles de represión y dominación son la base del poder y el fin último del partido gira en torno al poder más poder. Se podría hacer una analogía entre regímenes totalitarios como el Naci o el Sovietico, sin embargo se distingue de lo expresado por Orwell (2000) en 1984 en la medida que analizamos los niveles distopicos presente, considerando distopía como opuesta a la utopía ya que:

Utopía es un lugar inexistente en donde las diferencias sociales están ausentes y sólo reina el bien común. Una vez entendido el futuro como un viaje constante al progreso, la utopía política debería materializarse en una sociedad sin conflictos internos o externos. La distopía es todo lo contrario: privan estadios anárquicos o escenarios de orden y coerción (Ortega; 2005).

Para Arendt (Sánchez, 2003) como para Shapiro (1981) el totalitarismo se sustenta en la voluntad de un Líder que impone su ideología en el conjunto total de los individuos que conforman la estructura social, por ello se vale del recurso de la propaganda, que tiene como fin último el alcance de la dominación total mediante la reducción primordial de la pluralidad y la diferenciación de los seres humanos a una única identidad, por ello en el totalitarismo se ataca la esfera pública y privada, reduciendo cualquier posibilidad de movimiento (Sánchez, 2003). El Líder debe encargarse de que su ideología sea reiterada en el mayor número de ocasiones posibles y por el mayor número de individuos posibles, es decir, se debe controlar la masa.

Entonces, es posible identificar otro elemento característico del totalitarismo. La idea del culto a la acción por la acción (Eco, 1998). Esto se conecta indefectiblemente con uno de los contornos o rasgos del totalitarismo analizados por Shapiro (1981), es decir, la idea de la movilización continua y masiva, ya sea por causas ideológicas o psicológicas, todo porque la nación está persiguiendo un fin noble y grandioso y a ello deben ser dedicados todos los esfuerzos y, considerando uno de los elementos anexados al síndrome de los seis puntos que describe Shapiro (1981) se introduce una teoría de la dominación mundial.

Pero todas estas ideas y doctrinas se hacen efectivas y alcanzan el conjunto entero de la sociedad por medio de un partido único. Esta noción es una de las más discutidas por los teóricos del totalitarismo. Por ejemplo, para Shapiro: “(…) un partido único es una contradicción en sí misma, ya que un partido político sólo puede significar un organismo competidor, que compite por una parte del poder” (Shapiro; 1981: 100).

Otro elemento que se ha venido destacando es la figura del Líder, ampliamente analizada por Shapiro (1981) como un contorno o rasgo del totalitarismo. El Líder es la figura alrededor de la cual gira toda acción política del régimen. En el film se observa el hecho de que las instituciones están subordinadas al Líder “Gran Hermano” Orwell (2000), su liderazgo supremo se hace sentir sobre el Estado, sobre el partido, sobre el resto de las instituciones. No escapa a ello los juzgados, claramente subordinados al Líder.

En la actualidad la televisión juega un papel fundamental en relación al elemento lingüístico, ya que la mayoría de la sociedad pasa ciertas horas del dia observando programas de opinión, telenovelas, películas, series, reality shows, etc. Estos se deben considerar al momento de realizar un análisis de los fenómenos y cambios que vive la sociedad global de la mano de la información, comunicación, tecnología; resumidos en globalización. Se hace importante en esta era de la información y comunicación hacer uso correcto del elemento lingüístico y gramatical, para evitar así ser dominados e impedir que regímenes distópicos y totalitarios se impongan en la actualidad, ya que un mejor lenguaje implica un mejor conocimiento de nuestra realidad y ello se traduce en mejores herramientas cognitivas, intelectuales e informativas para evitar el “Urfascismo” o fascismo eterno del cual habla Ecco (1998) y que trata de ser descrito y evitado por Arendt (Sánchez, 2003)  y del cual nos advierte Orwells (2000).

Por ello se hace cada día mayor énfasis en la influencia que representa la literatura y filosofía expresada elementos intangibles de entretenimiento familiar, que permea de manera marcada la conducta del individuo y el desenvolvimiento de este en sociedad. No se esta exento de atención al crecimiento desproporcional que nos lleva al camino del progreso y el avance tecnológico e informativo; se podría decir que este proceso descontrolado podría concretar en culminar con una fase primitiva de la humanidad y llevarnos hacia un nuevo estadio de posibilidades y alcances, donde se impondrá una vez más la superioridad de nuestra especie en el planeta tierra y posiblemente en el universo mismo.




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


ECO, Humberto, (1998). “Cinco Escritos Morales”, Editorial Lumen, Barcelona.

ORWELL, George, (2000). “1984”, Ediciones Destino, Barcelona.

ORTEGA, Joaquín, (2005). “Utopías Negativas y Cinematografía Contemporánea: del Infierno Postindustrial a la Prisión de ADN”. Revista Actualidades 12, Celarg.

SÁNCHEZ, Cristina (2003). “Hannah Arendt”, Capítulo III (Antología) Universidad Autónoma de Madrid.

SHAPIRO, Leonard, (1981). “El Totalitarismo”, Fondo de Cultura Económica, México.



REFERENCIAS CINEMATOGRÁFICA

RADFORD, Michael, (Director). ORWELL, George, (Escritor), (1984). Nineteen Eighty-Four”.  Distribución MGM, Estados Unidos.

REFERENCIAS ELECTRÓNICAS




Comentarios

  1. muy buen post

    trata de que no se sombree el texto, de manera q todo se lea bajo la misma estética

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